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El líder según Luis Huete, coautor de “Liderar para el bien común”.

Platicamos con el profesor de la IESE Business School sobre su nuevo libro y cómo ser un buen líder.




2 marzo, 2017

La premisa del nuevo libro de Luis Huete y Javier García, Liderar para el bien común, de LID Editorial Empresarial, es como un deseo. “Lo que es bueno para los individuos y la sociedad es bueno para los negocios y la política”. Generalmente no es así, por eso el desarrollo de líderes diferentes es parte de la solución para lograrlo. Conversamos con el doctor español Luis Huete, profesor de la IESE Business School, sobre el libro y el nuevo liderazgo.

En el libro hablas de las ventajas del autocontrol, ¿cómo se logra y se equilibra con la pasión que debe mostrar un líder?

Soy favorable a lo que llamamos la síntesis de elementos aparentemente contrarios. Una persona con enorme pasión, pero a la vez con una cierta prudencia, con cierto autocontrol (que está basado en gran parte en la humildad). Creo que también está basado en una virtud muy humana, no sé cómo llamarla, pero implica que no te fíes siempre de tu primera reacción a las cosas. Esa capacidad que tienes de ponderar… el no ser pasto de tu primer impulso, requiere templanza y una persona mucho más hecha.

¿Cómo identificar para una empresa a un buen líder?

En las empresas se utilizan demasiado los resultados como métrica de un buen líder y creo que eso es un error, porque los resultados están muy contaminados del sector, de precios, de insumos… Hay otra métrica que deberíamos utilizar cada vez más en las empresas, es cuán bueno es el contexto que esa persona genera a su alrededor. Creo que hay contextos de trabajo que hacen que la gente dé lo mejor de sí y hay otros que hacen que dé lo peor de sí. Ese líder debe crear un contexto donde haya exigencia, pero haya confianza, donde haya disciplina pero también haya –por parte de la empresa– sistemas de apoyo para conseguir las cosas. Ese tipo de entornos que favorecen que la gente dé lo mejor de sí es mucho más propio del liderazgo que el que consigue resultados a corto plazo.

¿Cómo crear un ambiente que permita que la innovación fluya?

Hay una correlación muy fuerte entre lo que se llama tareas cognitivas, aquellas en las que lo que tienes que resolver no está claro, no hay un precedente, un protocolo, un proceso… y por tanto se necesita innovación, conectar cosas que no son obvias. Hay una relación muy fuerte entre ser bueno en tareas cognitivas y lo que se llama motivación intrínseca. Ésta es aprendizaje, que te gusten las cosas porque aprendes, porque a ti eso te interesa. Implica autonomía, que me den líneas de trabajo pero que me permitan decidir entre lo que tiene propósito, cuando sé que detrás de esto hay algo que me interesa, es bueno o que me puedo sentir orgulloso si lo consigo. Ese tipo de líder que es capaz de crear motivación intrínseca, es el que permite crear entornos donde el trabajo cognitivo es mucho más eficiente, donde la creatividad sea mucho más consustancial.

Dices que si tienes buenos amigos y buenos libros, tienes buenos aliados…

Tiene que ver con la parte del libro sobre la necesidad de inspiración. Es impresionante la cantidad de humanos que han vivido experiencias similares a las nuestras, gente formidable que hay por el mundo que nos ha dejado escritos de sus experiencias e ideas. Muchas cosas no suceden sin un alto grado de inspiración, sin un alto grado de acompañamiento de otros, de amigos. Y si le metes un poco de metodología y de disciplina, tienes un coctel que te permitirá hacer grandes cosas.

¿Cómo definirías a un líder responsable?

A mí me gusta un líder con tres características. Por un lado cómo impacta positivamente en otros, cómo hace mejor a los demás con su presencia, no hablo de motivarles sino cómo los hace mejores, cómo genera en su gente cercana mejores hábitos de trabajo, de pensamiento y de sentimientos. Si estás motivado te acaba creando un hábito donde te es más fácil motivarte. Si te enseñan a pensar bien, te generan un hábito que te hace mejor como persona. Por tanto, una primera dimensión es el impacto positivo que [el líder] tiene en otros. Segundo, cómo consigues de un grupo humano hacer un equipo, que no es tan fácil. También, un buen líder es el que sabe leer el mercado; hoy estamos en A pero tenemos que movernos a B porque es mejor sitio que A. Esa capacidad estratégica e intuitiva de saber por dónde se mueven los mercados es propia de un buen líder.

Trabajar más horas no significa mayor productividad. ¿Cómo ser productivo sin que implique jornadas largas de trabajo?

Hay una dimensión que implica únicamente las horas, pero no es la más importante. Hay otro tema que tiene que ver con compromiso, con motivación; tiene que ver con colaboración lateral… que está más relacionado con la productividad. Como no hay nada gratis en la vida, cualquier hora de más que dedicas a la empresa son horas de menos que dedicas a tu talento, a tu familia, a tu salud… Creo en crear un entorno donde hagamos que una cosa retroalimente positivamente a otra. Que menos horas de trabajo retroalimente a hijos mejor educados o parejas mejor atendidas, y facilite que haya más dedicación a tu propio desarrollo, tus capacidades personales. Al final, las empresas lo que quieren tener son empleados sanos, motivados, con familias estructuradas, porque es también parte de la productividad a largo plazo y de tener un tejido social más avanzado que permite que, como sociedad, avance y haya –incluso– más consumo.

Hay un debate entre si se nace o se hace líder. ¿Qué acciones podemos hacer en el día a día para tener características de líder?

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Yo me apunto a la tesis de que el 80% se hace [líder]. Hay una enorme diversidad en función de tu psicología más profunda, hay un liderazgo más administrativo, de hacer que las cosas funcionen bien. Hay un liderazgo más de acción, de integración; hay un liderazgo más de ser emprendedor, pero todos se pueden combinar. Creo que el consejo que daría es que es un viaje de la vida que requiere de una parte muy importante de trabajar en tu interior, básicamente en tu autoestima, en tu autoconocimiento, en lo que se llama tu “autoideal”. Al final, es cómo hago crecer mis capacidades físicas, intelectuales, emocionales y espirituales, Todos los humanos tenemos un potencial que, cuando tienes algo de metodología, un poquito de disciplina, cierto acompañamiento de personas e inspiración, es cuando pones en marcha esos círculos que se van retroalimentando y hacen que vayas avanzando.

 

 

 

 

 





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