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Los consejos de la empresaria de “Shark Tank México”

Desde su aceleradora de negocios, Victoria 147, ella espera cerrar la brecha de género en el mundo ejecutivo y empresarial. Y nos dice cómo.

 




9 mayo, 2017

Es un tiburón de Shark Tank México, el reality show donde los participantes son emprendedores en busca de financiamiento para sus proyectos de negocio. El programa de Canal Sony le ha dado más visibilidad a Ana Victoria García, conocida ya en el medio emprendedor por ser la mujer más joven en crear una incubadora y aceleradora de negocios en México: Victoria 147. Y es, además, la primera en América Latina en enfocarse exclusivamente en empresas lideradas por mujeres.

Según el Foro Económico Mundial, sólo el 48 por ciento de la población femenina económicamente activa trabaja, en contraste con el 83 por ciento de los hombres de ese mismo grupo demográfico. Por eso, la misión de Victoria 147 es estimular el desarrollo profesional de las mujeres mexicanas, para que funden negocios rentables.

¿A qué te refieres con “redefinir el concepto de la mujer actual”, el lema de Victoria 147?
Queremos reescribir las reglas. En el mundo corporativo no hay condiciones laborales para realmente fomentar que la mujer siga trabajando. Se le asigna todavía el rol de lo familiar, de la maternidad y de las responsabilidades del hogar. Al redefinir el concepto de la mujer actual buscamos liberarla –y también al hombre– de estereotipos, llevar a ambos géneros a un lugar de equidad donde la mujer pueda desarrollarse profesionalmente, y el hombre también atienda sus responsabilidades familiares. Se trata de promover casos de éxito y generar modelos a seguir para que las jóvenes digan “si ella puede, yo también puedo”. Que las chavitas no vean como un fin último o su responsabilidad el ser mamá, que puedan tener una familia y éxito laboral. Que puedan ser lo que ellas deseen ser.

¿Qué falta por hacer en esa brecha de género?
Hemos encontrado tres factores, aunque seguro hay muchos más. El primero es la mentalidad. Las mujeres son, a veces, las que detienen su propio crecimiento. Un estudio señala que cuando un hombre tiene la oportunidad de un ascenso, él se siente cómodo con tener 68 por ciento del conocimiento necesario para aceptarlo, mientras que la mujer se espera a tener un 95 por ciento. Debemos empezar a levantar la mano y tomar esas posiciones, porque muchas veces se nos abre la oportunidad pero nosotras mismas la cerramos.

El segundo factor es social y cultural. Todos estos estereotipos, estigmas y roles que todavía hay en nuestra sociedad. Para bien y para mal de los hombres también, porque los privas de tener contacto con lo familiar, que es muy importante. En Princeton analizaron por rangos de edades las respuestas de las niñas al preguntarles por sus aspiraciones, y el cambio es abismal. Entre los cuatro y ocho años había astronautas, presidentas, doctoras…, pero los roles cambiaban conforme avanzaba el rango de edad. Por ahí de los 15 a 20 años ya empezaba a haber esposas, mamás, otros roles que la sociedad te va imprimiendo.

El tercer factor es la infraestructura. En México no hay suficientes guarderías y los horarios en las escuelas no permiten a los padres y madres tener un trabajo de tiempo completo.

¿Crees en las cuotas de género?
No me gustan mucho las cuotas. Creo que han funcionado para romper y para iniciar, pero me parece que esto le cuesta a personas valiosas, porque implica que una está ahí por ser mujer, no por su talento. No significa que no abra la puerta a que haya más mujeres empoderadas, sí provoca un cambio, pero con muchas rupturas en medio.

Tenemos que articularnos, por eso estamos abriendo un área llamada “Estrategia de impacto”: queremos convertirnos en el nodo de todos los agentes de cambio que deberían estar involucrados. El sector privado, a partir de la certificación, la promoción, la sensibilización de ciertas maneras de
hacer las cosas; el sector público con políticas públicas para fomentar que no sean sólo las empresas las que absorban el costo de la maternidad o la flexibilidad, sino que el gobierno abone algo, como lo hacen en Suiza, Noruega o Finlandia, cuyos periodos de incapacidad al tener un hijo alcanzan hasta los seis meses, y el gobierno subsidia una parte.

Y, por supuesto, la sociedad civil: aceptemos que las cosas están cambiando, que hombres y mujeres somos diferentes pero podemos llegar a los mismos lugares.

¿Qué buscas en una propuesta de emprendimiento que llega a tu aceleradora?
Depende de la etapa en la que se encuentre; tenemos distintos programas. Desde el “tengo una idea que ni siquiera está escrita en papel” hasta el “ya facturo cinco millones de pesos y busco aceleración”. Pero primero evaluamos el perfil de la persona, si cumple con lo que debe tener una emprendedora. Segundo, la parte del negocio, que tenga una visión clara y ambiciosa de sus metas; que el modelo esté articulado para escalar y crecer. También evaluamos si tiene un impacto social, económico y cultural.

¿Qué rasgos de la persona son los que evalúan?
Cuando llegan, la mayoría de las emprendedoras hablan de miedo, tienen muchas inseguridades. Evaluamos principalmente que, a pesar de todo eso, sean ambiciosas y puedan manejar la incertidumbre, características que debe tener cualquier emprendedor. Hay emprendedoras con miedo al fracaso y otras con miedo al éxito. Estas últimas tienen que trabajar en ellas mismas antes de emprender, o de lo contrario serán ellas las que se metan el pie.

¿Son los mismos criterios que en Shark Tank?
En el programa de televisión no hay reglas. Cuando el emprendedor llega, no sabemos nada, si vende sillas o mesas, nada. Puede que haya una empatía o un acercamiento químico… porque a fin de cuentas cuando te asocias, te asocias con la persona. Lo que yo busco es que sea flexible, que escuche, que no sea soberbio, que no se cierre a las opiniones y que realmente sepa de lo que está hablando. Por otro lado, qué tanto valor puedo agregar por mi parte, qué tanto conocimiento tenemos de su mercado, de su industria, de su producto, para saber si somos afines.

¿Qué resultados puede presumir Victoria 147 hasta la fecha?
Precisamente hace un momento estábamos revisando nuestro reporte de impacto de 2016, año en el que atendimos a más de 400 emprendedoras en las distintas etapas que ya mencioné. En conjunto, hoy las empresas de nuestro portafolio facturan más de 600 millones de pesos y han generado más de 2,000 empleos. Y hemos observado que al entrar en nuestro programa crece en un 31 por ciento su facturación anual promedio.

En lo personal, ¿a qué atribuyes tu propio éxito?
Soy alguien muy orientada a resultados, me gusta ver materializadas las cosas. Creo que por un lado soy lo suficientemente ambiciosa, pero también me gusta la parte de la ejecución, para hacer realidad lo que me propongo. Esa combinación me ha servido mucho porque no me quedo nada más flotando, sino que aterrizo. Otra cosa que he hecho bien es formar un gran equipo en el que puedo delegar, confiar, apoyarme: son mis brazos. Si no cuentas con algo así, estás limitado y en un auténtico cuello de botella

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