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¿Qué rayos son las fintech?




21 agosto, 2017

Todo mundo habla de ellas pero no todos saben qué son y para qué sirven. Por Karla Martín y Felipe Soto Viterbo


No es exagerado decir que todo mundo está hablando de las fintech. Que si van a sustituir algunas de las principales funciones de los bancos, que si serán el fin de las compañías aseguradoras, que si las bolsas de valores no volverán a ser las mismas, que si la moneda como la conocemos ya es cosa del pasado, que si el comercio global ya no puede pensarse sin ellas. Estos temores, en cierta medida, no están infundados: el tsunami de la tecnología ha transformado todos los entornos de negocios en los que es posible automatizar cualquier proceso y, ciertamente, el entorno financiero es muy automatizable.

ENTRAR AL ECOSISTEMA FINTECH SIGNIFICA ARREBATAR LA TERCERA PARTE DEL PASTEL.

En lo que nadie se pone de acuerdo es en qué es una fintech. En un artículo de la edición 2016 del Journal of Innovation Management, de plano admitían –luego de analizar más de 200 artículos académicos al respecto– que esta palabra (contracción de finance y technology, finanzas y tecnología) no tiene definición precisa. Tanto es así, que de acuerdo a Google, la octava búsqueda más frecuente con respecto a este vocablo es qué diablos es eso.

Para no entrar en discusiones, podríamos decir que fintech es la convergencia de las tecnologías de la información con las herramientas financieras. Cualquier cosa que quepa dentro de ese amplio concepto puede recibir tal nombre. Y si bien la digitalización de los servicios de un banco o de una aseguradora tradicionales puede ser fintech, aquí llamaremos así sólo a las startups que, por medio de la tecnología, están compitiendo con éxito contra los ancestrales gigantes del capitalismo.

 

De qué tanto estamos hablando
Dicen que hay que entrar a negocios nuevos donde el mercado está en crecimiento. La rentabilidad llegará más tarde. Con estos números, no se nos ocurre quién no se sentiría atraído por entrar a este negocio. Quizá un banquero de la vieja escuela.

Dicen que hay que entrar a negocios nuevos donde el mercado está en crecimiento. La rentabilidad llegará más tarde. Con estos números, no se nos ocurre quién no se sentiría atraído por entrar a este negocio. Quizá un banquero de la vieja escuela.

POR QUÉ URGE QUE ENTRES A LAS FINTECH

Sea que decidas lanzar una startup tecnológica con una idea matadora que solucione alguno de los vacíos en la automatización de los procesos financieros, o bien, que como cliente aproveches las ventajas de la tecnología en el manejo del capital, la única idea no sensata es quedarse fuera de esto.

Para los desarrolladores en México, la oportunidad de entrar al ecosistema fintech significa arrebatar, en sólo diez años, la tercera parte del pastel a las entidades financieras. Esto es lo que anticipa Andrés Fontao, cofundador y socio gerente de Finnovista, una organización que acelera el desarrollo de estas empresas.

Por supuesto, esas oportunidades de negocio rápidamente se están aprovechando. El estudio “Fintech”, elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la propia Finnovista, indica que, en América Latina, México acaba de colocarse como el primer lugar en número de emprendimientos fintech, con 238. Creció 50 por ciento en los últimos 11 meses.

Este boom se ha visto beneficiado por el interés de los gobiernos de la región en hacer que cada día más personas cuenten con servicios financieros. En esto, la tecnología juega un papel preponderante. Fontao comenta que eso de mover dinero físicamente de un punto A a un punto B es una infraestructura anticuada y costosa, y que esas dificultades no existen con las nuevas tecnologías.

¿ES MEJOR SER CLIENTE DE UNA FINTECH O DE UN SISTEMA TRADICIONAL?

La respuesta a la pregunta anterior es que a estas alturas no importa qué tan tradicionales sean tus proveedores financieros: ellos mismos seguramente son clientes de desarrollos fintech. Sin embargo, sí conviene estudiar qué ofrecen estas startups y cuáles de ellas representan una respuesta a las necesidades de tu negocio. Si eres dueño de una empresa pequeña o mediana, muy probablemente hallarás grandes ventajas en este ecosistema en servicios de financiamiento, cobranzas, contabilidad digital, pagos internacionales y facturas o factoraje, entre otros.

Además, la digitalización de una pequeña y mediana empresa se traduce en mayor acceso a créditos, pues el historial digital de sus transacciones y de su crédito pueden ser utilizados para evaluar el riesgo (esto se logra por medio del sistema global block-chain que, entre otras cosas, es la data encriptada que sustenta el valor de las monedas digitales, como el Bitcoin (te decimos cómo invertir, por cierto).
“Muchas veces las empresas deben pasar horas haciendo trámites y papeleo con los bancos y la banca digital agiliza los procesos”, dice Marcelo González, CEO de VeriTran, una fintech que funciona como plataforma para que bancos y usuarios realicen transacciones. Gracias a la digitalización, las pequeñas y medianas empresas participan en un ecosistema de pago que hasta ahora les era inaccesible porque era costoso. En cambio, hoy pueden pagar y cobrar a través de billeteras electrónicas. Esto atrae clientes y todo se desenvuelve en un sistema más económico.

 

El dilema de la Ley Fintech: cómo regular un entorno en constante innovación
El consumidor necesita la confianza jurídica de que si pide un préstamo o ahorra su dinero en una fintech, sabrá que no va a perder su capital. Urge legislar. En México se analiza una ley para regular su operación, en la que participan, junto con entidades financieras, académicos, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (shcp), el Banco de México (Banxico) y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (cnbv).
Para algunos ejecutivos del gremio, como Eduardo Morelos, director del Programa de Startupbootcamp México, esto es positivo porque da certezas a los usuarios. Sin embargo, para otros, como Andrés Fontao, cofundador de Finnovista, es preocupante que se regule desde una visión tradicional de la banca, “donde los procesos de revisión y de cumplimiento son muy parecidos a los que tienen las entidades financieras tradicionales y no están bien adaptados a los negocios digitales”.
Una sobrerregulación se puede convertir en una barrera que incluso puede costarle la vida a este tipo de emprendimientos. Explica Fontao: “Si bien el emprendedor es experto en operar negocios que están en áreas grises, la ley intenta que se quede en áreas bajas o negras y eso al final crea dificultad, pues se requieren abogados, consultores, y son tiempos largos en los que un emprendimiento no está acostumbrado a operar”.


¿TIENES LO QUE SE NECESITA PARA SER UN DESARROLLADOR FINTECH?

O mejor dicho: ¿has detectado un proceso financiero que deba ser automatizado o has encontrado una manera más eficiente de hacerlo? Cualquier asunto financiero que sea tedioso y repetitivo es factible de resolverse tecnológicamente. Para Andrés Fontao, de Finnovista, “un creador de fintech debe tener pasión y convicción de que desarrolla un producto más eficiente y que será demandado por un nicho de mercado específico”.

Es indispensable, eso sí, conocer a fondo la industria –o al menos un segmento de ella– y,
“como es un entorno muy complicado y especializado”, es preferible si con anterioridad se formó parte de alguna entidad financiera o una aceleradora. Los empresarios fintech resuelven problemas y generan ofertas de valor específicas para un segmento de mercado donde conocen mejor a su cliente porque han desarrollado ese producto de manera personalizada. Sin embargo, el talento humano cada vez es más demandado.

En resumen: si se une la detección de uno o varios procesos que puedan automatizarse, con la visión de negocio y el talento desarrollador, habrá grandes posibilidades de éxito.
¿TIENES LO NECESARIO PARA UNA FINTECH?

Como en todas las áreas de los negocios, uno de los desafíos es el acceso a capital para que los emprendimientos fintech se consoliden. Eduardo Morelos es director del Programa de Startupbootcamp México y conoce bien lo que es respaldar económicamente estos proyectos: “Si bien el año pasado vimos eventos para las fintech mexicanas que lograron levantar importantes rondas de capital, todavía el acceso puede mejorar y hay muchos fondos de capital privado que aún sienten aversión a invertir en ellas, sobre todo en el contexto actual donde aún no son reguladas”.

En su opinión, hace falta que lleguen a México oportunidades para que los emprendedores en etapas tempranas accedan a incentivos; o sea, que haya mecanismos para levantar capital más fácilmente. Las oportunidades en el mercado son tantas que se necesita que más inversionistas aprovechen la transformación digital del sector y entiendan que esto no es un evento temporal sino, más bien, el resultado de un cambio en la industria.

“Las fintech llegaron para quedarse y el mercado va a evolucionar también”. Al democratizar el acceso a servicios financieros, aquéllas incrementarán a su vez el tamaño del pastel dentro del sector financiero. Dinero llama a dinero. O más bien: dinero digital llama a dinero digital.

Desde luego, no es sencillo. Para crear una fintech se necesita seguir una curva de validaciones y levantamientos sucesivos de capital. Morelos explica que se puede levantar capital con una aceleradora o con amigos, familia y fans, haciéndose de recursos iniciales para diseñar una primera versión del producto. Posteriormente, se puede acceder a inversionistas ángeles o de capital de riesgo, de capital semilla. Luego, en un uno o dos años, acceder a rondas de financiamiento serie A, que representan inversiones de dos y ocho millones de dólares. Si la cosa va bien, en un par de años la fintech puede ir por inversiones en series B, lo cual significa capital por más de ocho millones de dólares.
¿POR QUÉ AÚN NO SUELTAS LOS BILLETES? (LITERALMENTE)

La función que Raquel Castañeda detenta en Kueski (una fintech dedicada a otorgar préstamos en línea) es síntoma de que estas empresas buscan la innovación a toda costa, hasta en los puestos laborales: ella es Head of People Success. O, en español literal, cabeza del éxito de la gente. Admite que en México es un reto lograr que las personas confíen en un producto cien por ciento en línea.

ES UN RETO QUE LAS PERSONAS CONFÍEN EN UN PRODUCTO CIEN POR CIENTO EN LÍNEA.

Pero un “reto” para una startup digital significaría un “imposible” para una empresa tradicional. En sólo cuatro años de operaciones, Kueski se ha ganado la confianza de 65 mil clientes y ahora suma más de 250 mil préstamos otorgados. La enorme diferencia que marca la era digital es que puede concentrar, bajo una sola innovación, economías de escala que en otras circunstancias habrían sido inimaginables.

Pongamos por caso VeriTran, la compañía que dirige Marcelo González. Sus sistemas están detrás de la tecnología que utilizan 36 bancos, que en conjunto representan más de 100 millones de usuarios en toda América Latina. “El desafío es migrar al mundo virtual y olvidar los elementos físicos, reemplazar o sustituir o disminuir, según el alcance, la emisión de plásticos y que los usuarios tengan su billetera móvil; reducir el uso de oficinas como elemento de encuentro con los clientes y tener interacciones digitales”, dice González.

Pese a tanta fintech y tanto desarrollo, la inercia de la era preinternet sigue frenando el progreso. Pensemos en los pagarés en papel o los recibitos sellados del banco o del cajero automático (que de inmediato tiras al basurero). Más todavía: ¿aún tienes billetes en tu cartera o monedas en tus bolsillos? ¿Aún usas una tarjeta de crédito de plástico? Entonces debemos informarte que sigues con la inercia del pasado.

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