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Humor: Nuevo catálogo de riesgos laborales

El entorno oficinil parece seguro, ¿cierto? Pues no es así, y aquí revelamos sus espantosos peligros…




28 junio, 2018


En una oficina normalmente no hay ningún contenedor de ácido sulfúrico a punto de estallar, ni tampoco una máquina que pueda triturar personas. Cualquiera diría que en ese apacible entorno de cubículos adormilados, los únicos accidentes se reducen a quemarse con el café o pincharse con la engrapadora. Lo cierto es que hay otro tipo de siniestros cuyas consecuencias son desastrosas. Hacemos un atento llamado a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social para que incluya alguna especie de seguro urgente contra esta clase de peligros:
Se cae el internet
Equivale a que se incendie la oficina. Todo se paraliza y hay ataques de pánico. Lo peor: se debe de permanecer encerrado en ese ambiente viciado hasta que se restablezca la conexión, algo que puede tardar horas, o días. Hay jefes que mandan a sus empleados a sus casas a que trabajen desde ahí, pero hasta el momento no se ha reportado un solo caso de gente que en verdad llegue a su
casa y menos a trabajar.
Los lunes
No deberían de existir. La última persona que trabajó eficientemente un lunes fue Dios cuando dijo “Hágase la luz”, pero era porque no podía ver nada. La Organización Mundial del Trabajo está al tanto de que laborar en lunes ha incrementado la población de zombis a nivel mundial y aun así no han prohibido los lunes.
Dejar el Facebook abierto
Se ha sabido de matrimonios que se acaban porque de la nada alguien posteó que en realidad siempre le ha ido al América, o gente que se entrega al alcoholismo luego de que en su perfil de Facebook apareció que le gusta la canción esa de Scooby Doo Pa Pa. Pero bien sabemos que ellos no lo publicaron…
No salvar
Todo un día de trabajo y entonces se va la luz y se pierde todo. Todo. Si tan sólo hubiera salvado cada 20 minutos, no se habría lanzado por la ventana desde el piso 14 al estacionamiento.
Los pasteles de cumpleaños
Que alguien detenga esta masacre: lo de menos es que los pasteles nos están llevando hacia la obesidad mórbida. Lo insufrible es que esos minutos donde se parte el pastel y se cantan las mañanitas son superincómodos, y muestran nuestra nula aptitud social y nos llenamos la boca de pastel para no tener que conversar con nadie.
Los grupos de Whatsapp
Estas permanentes reuniones de colegas exhiben lo más penoso de la naturaleza humana: desde los cartones de buenos días y las frases motivacionales mal adjudicadas, hasta los chistes sexistas, o la insoportable competencia por la superioridad moral. Las compañías aseguradoras recomiendan silenciar las alertas. Total, si el jefe quiere buscarte, te mandará llamar.
Que te guste alguien
Lo peor es que al principio ni te gusta nadie, pero por efecto de la proximidad diaria (y tu pobre vida sexual), acabas hallándole el atractivo a cualquiera. Repetimos: a cualquiera. El peligro aquí es que te correspondan, y entonces ambos inicien un romance de esos que todos tus colegas miramos con pena ajena y horror.


Felipe Soto Viterbo es novelista, editor y director de Etla, despacho de narrativa estratégica.
Negocios Inteligentes es un medio plural que admite puntos de vista diversos. En tal sentido, la opinión expresada en esta columna es responsabilidad sólo del autor.
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