Cristina Torres, de KMPG, nos explica por qué es importante el espacio de trabajo
Entrevistamos a Cristina Torres, del sector inmobiliario de KPMG, para que nos contara sobre este aspecto laboral de todos los días.
A veces pareciera que muchos empresarios dan por sentado el espacio de trabajo, que basta con que cada trabajador cuente con un cubículo de un metro cuadrado, una mesa y una computadora. Sin embargo, de acuerdo a Cristina Torres, del sector inmobiliario de KPMG, un espacio de trabajo mal organizado no sólo afecta negativamente la satisfacción e incluso la salud de los trabajadores, sino también su rendimiento y, por ende, el crecimiento de la empresa. Para aclarar el asunto, le hicimos una entrevista a Cristina Torres sobre este tema cotidiano.
¿Qué errores en la organización del espacio de trabajo son más frecuentes?
Hasta hace muy poco tiempo, las empresas no se habían parado a pensar cuánto se podían ahorrar o cuánto más podrían producir si optimizaran sus espacios de oficina. Antes no se podía medir ese tipo de cosas, pero ahora sí que se hace. Los errores más comunes son la falta de previsión; la gente entra en nuevos edificios de manera un poco desordenada. ¿Mi empresa está creciendo mucho? Rento otro espacio de oficinas. ¿Se acaban las oficinas en el edificio en que estoy? Rento en el que tengo más cerquita. No se paran a pensar realmente cómo influye eso en la dinámica empresarial.
Eso conforme a donde estoy rentando, pero también hay que pensar en cómo estoy rentando. Antes existía una práctica en la que todo mundo tenía un despacho. Eso cada vez se da menos. Ahora lo común son las que se dicen “playas”. Son espacios abiertos donde la gente tiene mayor comunicación, donde sabes dónde están tus compañeros. También es importante saber cómo distribuir los departamentos, por ejemplo, el departamento de administración tiene que estar al lado del departamento legal para una empresa, pero para otra a lo mejor no. La gente de las empresas hacen mapeos organizacionales; es decir, ven qué departamentos interactúan con qué otros, por lo que se ahorran muchísimo dinero y tiempo.
¿Qué consejos les darías a los empresarios para notar las fallas de su espacio de trabajo?
Tienes que establecer medidores. Dependiendo de cada empresa, debes establecer medidores, no los hay generales. Cada compañía tiene que identificar cuáles son sus mayores puntos de fuga de dinero. Por ejemplo, si mi departamento logístico está tardando demasiado en emitir ciertas órdenes y eso se está convirtiendo en un tapón. Otro marcador es el ausentismo, cuánta gente se enferma, cuánta gente abandona la empresa.
¿La causa de este tipo de situaciones podría ser una mala organización de la oficina?
Pero muchísimo. Tenemos que las empresas que no tienen bien organizadas sus oficinas y que su gente no está contenta, tienen 37% de ausentismo; 49% más accidentes; 60% más errores; 18% menos productividad; 16% menos rentabilidad; y 17% menos crecimiento Es muchísimo, y esto pega en el valor de las acciones. Imagina que no te gusta tu lugar de trabajo, que es incómodo, que tienes poca luz, que por la silla te acaba doliendo la espalda, que no ves ventanas, no ves a personas… Todo eso, sí o sí va impactar en tu productividad, en cómo estás tú de contento. Por eso, muchas personas no quieren estar trabajando en un sitio así y faltan, o no les importa tanto el trabajo, o simplemente se van.
¿Qué tan común es que haya este tipo de problemas?
No tenemos la cifra oficial, porque al final lo obtenemos de estudios y para “metrizarlos” es un poco arriesgado, pero mucho más de lo que te imaginas. Es algo a lo que le tienes que invertir y muchas veces las personas al mando pierden la visión, porque hay otros temas que piensan que son mucho más importantes. Se trata de falta de conocimiento de que está ocurriendo esto. Las empresas no son conscientes de que no estar bien organizadas les impacta de esta manera. Lo que hemos estado viendo es que, una vez implementada esta optimización de los espacios a gran escala, la empresa aumenta hasta un 30% su productividad. Es una barbaridad.
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