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¿Existe realmente tal cosa como el pensamiento “lateral” o pensar “fuera de la caja”?

Desde hace por lo menos medio siglo, se propone que la creatividad proviene de la facilidad de pensar de maneras poco convencionales, pero ¿qué tal que es al revés?



12 agosto, 2019


Los expertos en creatividad suelen encasillar el pensamiento innovador en dos metáforas de oficina. Por un lado, está la noción de “pensar fuera de la caja”. Thinking outside the box, dicen los angloparlantes. Aquí la caja significa muchas cosas: desde la caja de “herramientas” del intelecto que usamos para idear, por lo que se pide generar innovaciones sin esas muletillas; hasta una especie de corral en donde nos movemos cotidianamente, por lo que hay que salir de ese espacio para traer lo que sea que esté fuera de él.
Muy semejante es la noción que el Dr. Edward De Bono propuso en 1967: el pensamiento “lateral” como una forma de explicar que quien está razonando ha dejado de lado la linealidad lógica del discurso mental, y ha salido con algo que parece venir de ninguna parte. De Bono no era ningún ocurrente a secas, ni un improvisado, de modo que construyó algunas metodologías por medio de las cuales se pueden generar y desarrollar ideas innovadoras, de manera ordenada, hasta cierto punto predeciblemente y sin faltar al acartonamiento de las organizaciones. De modo que, para fortuna de su bolsillo, centenares de organizaciones en todo el mundo adoptaron sus enseñanzas.
A nivel de funcionamiento cerebral, él parte del hecho de que, en estado consciente, las neuronas privilegian las conexiones que hacen más sentido, mientras que las conexiones que no llevan a nada, las hacemos deletéreas. Del mismo modo, al interior de las organizaciones, se favorecen las líneas de reporte que hacen más sentido, sea porque así viene el organigrama o porque de manera natural se han establecido ciertas relaciones informales entre las personas. Cuando eso pasa, se desalienta la posibilidad de que fluyan las ideas de una persona o un equipo de trabajo que no se habla con otro semejante.
La propuesta última de De Bono y de todos los fueradelacajistas del mundo, es conectar neuronas, ideas, conceptos, personas y equipos de trabajo en formas no convencionales. Eso está muy bien, que se haga tanto como sea posible que buena falta le hace al mundo.
Pero hay un problema de base: tanto la idea de pensar afuera de la caja y la de desarrollar el pensamiento lateral, son aproximaciones a una misma maniobra de la inteligencia: la capacidad de dar con soluciones inesperadas a problemas aparentemente irresolubles. Que existan ambas metáforas, más bien es un síntoma de un problema de inicio. Por ello es que hacen falta y las hallamos plausibles. En ambos casos, se trata de remedios a algo que no funciona bien. Ante la enfermedad de la falta de ideas, la medicina es esa brujería de pensar lateralmente o fuera de la caja.

Los humanos sudamos ideas

No deja de ser curioso, porque si el ser humano algo tiene en exceso, además de glándulas sudoríparas, son ideas. Literalmente, sudamos ideas en todo momento. Basta que te distraigas de esta lectura y se te aparecerá una idea. Que te parezca irrelevante, redundante, absurda, o que la olvides enseguida, no impide que no haya brotado en un primer momento.
Bien sabe todo médico que la mejor medicina es la prevención. Desgraciadamente la cultura predominante está enferma de lógica, de trámites y procedimientos, de jerarquías, de cotos de poder, de expectativas de orden y concierto. La pandemia lleva tanto tiempo entre nosotros que nadie imagina lo que es estar sano. Se piensa que lo normal, lo esperable, es ese estado disfuncional en el que nos movemos: ese catarro cerebral de la falta de ideas.
¿Es fantasioso pensar que pudiera ser de otra manera? ¿Qué tal que en lugar de curarnos momentáneamente del catarro con metodologías para generar ideas (que en cuanto dejan de aplicarse nos devuelven a la gripa inicial), viviéramos en un estado más permanente de lucidez? A reserva de sonar como profeta de una religión nueva que postula una especie de cielo de innovaciones en la tierra, creo que es perfectamente posible.

La respuesta es si… (condicional)

El mismo Edward De Bono lo plantea como aceptar las posibilidades que descartamos de inicio. Pero él no inventó ese método. Los narradores llevan siglos utilizando algo muy semejante como base de la escritura: el uso de la pregunta ¿y qué pasaría si…? Qué pasaría si en el bosque un lobo se le aparece a caperucita; qué pasaría si un lector de novelas de caballería enloquece por haber leído demasiadas; qué pasaría si dos adolescentes de familias enemistadas se enamoran perdidamente; qué pasaría si un hombre que no es un asesino decide matar a su casera sólo porque le cae mal. La respuesta a esas preguntas que parecerían insulsas ha derivado en algunas de las mayores obras maestras de la literatura universal.
No solamente los narradores han usado ese método. Los comediantes de la improvisación parten de esa misma simple premisa: cualquier proposición de tu compañero debes aceptarla por absurda que sea y devolverla más elaborada. Cualquiera que haya visto en la televisión esa maravilla que se llama Whose Line Is It Anyway? entiende hasta dónde se puede llegar cuando un puñado sujetos con acusada predisposición al absurdo se someten a ese juego.
¿Pero cómo llevar ese caos creativo a un estado permanente de lucidez? ¿Cómo hacer del pensamiento lateral, fuera de la caja y no convencional, la norma y no la excepción? En realidad, tal vez ambas preguntas están mal formuladas: la primera es que el caos creativo no muerde y la lucidez es su consecuencia lógica, de modo que podríamos más bien preguntarnos ¿Por qué te da miedo la lucidez? La segunda pregunta está igualmente prejuiciada: el pensamiento fuera de la caja es perfectamente normal, no tiene nada de excepcional, pero normalmente lo acallamos, lo desestimamos, lo olvidamos, o simplemente no profundizamos en sus consecuencias porque no creemos en él. La pregunta correcta entonces quedaría así: ¿Por qué te conformas con pensamientos predecibles y consecuentes y no exploras otras formas de procesamiento de tus ideas?
Para redondear esta idea, sigue leyendo 16 intuiciones sobre creatividad para que desarrolles tu inventiva.


Felipe Soto Viterbo (Twitter: @felpas) es novelista, editor, consultor narrativo para Vixin Media y director de Etla, despacho de narrativa estratégica.





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